Muchas personas creen que la motivación es la clave del éxito en la salud y el fitness. Pero, ¿con qué frecuencia te sientes realmente motivado? Probablemente no todos los días. Es precisamente por eso que la disciplina es más importante que la motivación. La disciplina te mantiene constante, incluso en los días en los que te sientes menos motivado. Pero, ¿cuál es exactamente la diferencia entre ambas y cómo puedes construir una rutina sostenible?
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La diferencia entre disciplina y motivación
¿Qué es la motivación?
La motivación es una fuerza interna que te llena de entusiasmo y energía para hacer algo. Piensa en la sensación que tienes después de ver un vídeo inspirador de fitness o al establecerte una gran meta, como perder peso o ganar fuerza. Esta sensación puede darte un gran impulso, pero generalmente es de corta duración. Desaparece cuando las cosas se ponen difíciles o cuando te enfrentas a obstáculos.
¿Qué es la disciplina?
La disciplina es la capacidad de completar una tarea incluso cuando no tienes ganas. Se trata de tomar decisiones alineadas con tus objetivos, sin importar tu estado de ánimo o las circunstancias. La disciplina es lo que te hace levantarte y salir a entrenar, incluso en los días en los que estás cansado o hace mal tiempo. A diferencia de la motivación, que fluctúa, la disciplina es una fuerza estable que te impulsa hacia adelante.
Un ejemplo:
Imagina que decides entrenar todas las mañanas a las 7:00 AM. Los primeros días puede que estés motivado y te levantes con energía. Pero después de una semana, tu entusiasmo empieza a decaer. Es en ese momento cuando la disciplina entra en juego. Es la disciplina, y no la motivación, la que te hace salir de la cama.
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Por qué la disciplina es más importante
La motivación por sí sola no es suficiente para lograr el éxito a largo plazo. Si siempre esperas a sentirte motivado para entrenar, probablemente nunca serás constante. En cambio, la disciplina construye hábitos, y son esos hábitos los que garantizan resultados sostenibles. Puedes ver la motivación como el disparo de salida en una carrera, mientras que la disciplina es la maratón que te lleva hasta la meta.
¿Cómo desarrollar la disciplina?
• Empieza poco a poco: No intentes hacer cambios drásticos de inmediato. Fija metas pequeñas y alcanzables, como hacer ejercicio tres veces por semana o salir a caminar todos los días. Con cada éxito, tu confianza crecerá y tu disciplina se fortalecerá.
• Establece una rutina fija: La estructura es clave para desarrollar disciplina. Programa tus entrenamientos y comidas en tu calendario, igual que harías con reuniones de trabajo. Con el tiempo, esta rutina se convertirá en un hábito.
• Encuentra un motivo fuerte: Pregúntate por qué quieres alcanzar tus objetivos. ¿Quieres estar en mejor forma para cuidar mejor de tus hijos? ¿O fortalecer tu mente? Tener un propósito claro te dará la motivación inicial y la disciplina para seguir adelante.
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• Prepárate para los días difíciles: Habrá momentos en los que no tendrás ganas de entrenar. Anticípate y busca estrategias para afrontarlos. Quizás pedirle a un amigo o entrenador que te ayude a mantener la responsabilidad, o recompensarte por cumplir tus tareas.
• Sé amable contigo mismo: La disciplina no significa que nunca puedas tomarte un descanso. A veces, tu cuerpo necesita descanso, y eso está bien. Lo importante es que siempre vuelvas a tu rutina y no te rindas tras un contratiempo.
• Celebra tus logros: Cada avance, por pequeño que sea, es motivo de celebración. Marca hitos, como seguir tu rutina durante un mes, para mantenerte motivado.
Conclusión
La motivación es genial, pero la disciplina es lo que realmente te llevará a tus metas. Al desarrollar una rutina estable y construir pequeños hábitos, podrás obtener resultados constantes, incluso en los días en los que no sientas motivación. Recuerda: la disciplina es la verdadera clave del éxito duradero.
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